Capítulo 08.
Sin sentir y en la comodidad de los brazos del otro se quedaron completamente dormidos.
Era una mañana fría, pero el calor que ambos emanaban los mantuvo tranquilos durante toda la noche.
Jungkook fue el primero en despertar, gracias a una serie de notificaciones que llegaron a su celular, Jimin estaba abrazado a su torso.
Pasaron un buen rato hablando, pero el alfa no le comentó que ocasionó que se sintiera mal, con el brazo desocupado se frotó los ojos.
Sin querer molestar al pelirosa, sacó el celular con mucho cuidado para fijarse en las muchas notificaciones que le llegaban de Jongin y una de Seokjin.
No se percató de la hora hasta en ese momento eran las 9:00 am, su hora de llegada era a las 7:30.
Dejó el celular por un lado, no sin antes pedirle a Seokjin y Namjoon que se hicieran cargo hasta que él llegara por la tarde.
Jimin se quedó en la misma posición por media hora más hasta que el nombre de Taehyung apareció en la pantalla de su propio celular.
El pelirosa se incorporó un poco, al notar como se encontraban se ruborizó pidiendo disculpas con la mirada, Jungkook le restó importancia.
—Buenos días —el mayor le habló admirándolo.
—Buenos días, perdón, olvidé poner la alarma.
—Vaya y yo que creía que no te podías ver más lindo —acarició su mejilla.
—¿Qué dices? Seguramente estoy despeinado y todo...
—Estás perfecto —aseguró.
Ruborizado cambió el tema... —¿No irás a trabajar?
—¿Tú irás? —Jungkook, contraatacó feliz de ver el rostro sonrojado de Jimin.
—No, le envié un mensaje a Taehyung para verlo hasta la tarde en tu perfumería.
—Pero, mira qué casualidad, yo tampoco, ¿te puedo acompañar?
—Por supuesto.
—¿Te puedo hacer una pregunta? —Jungkook preguntó, para esto ambos estaban recostados en el respaldo del sofá con la cara ladeada a un lado para poder verse directo al rostro.
—Claro que sí —algo nervioso respondió.
—¿Por qué tu casa no está decorada? —desde anoche notó las cajas con todos los adornos navideños.
—Pues no he tenido tiempo ni para respirar —comentó riendo—. ¿Quieres ayudarme?
—Todo lo que tú quieras, ya sabes, amo la puta Navidad, haré todo lo que tú me pidas.
Jimin se puso de pie extendiendo su mano para ayudarle —Cuidado con lo que dices alfa...
—¿O qué? —ladeó la cabeza mordiendo la punta de su lengua en una forma algo coqueta.
—¿Qué diablos estás pensando? —inquirió con las cejas levantadas.
—¿Yo? Nada, pero qué mente más morbosa la tuya Jimin —bromeó caminando como si estuviera en su propia casa para ir a la cocina.
Jimin se quedó plantado con una enorme sonrisa en el rostro.
—De castigo tú deberás preparar el desayuno, iré a buscar algún cepillo para que te puedas lavar.
—¿Ahora castigos? Por el universo, ¿a qué lugar vine a dar?
—Yo no quise decir eso, Jungkook —riñó—. Busca con confianza, recién hice la despensa, está todo bien surtido.
—¿Qué te apetece?
—Algo con huevos y verduras —gritó yendo hacia el baño.
—No hago una mierda, pero por ti soy capaz, aprecia esto Jimin, porque estoy seguro de que nunca has visto a alguien tan diestro en la cocina como yo.
El menor aprovechó el tiempo para tomar una ducha, cuando salió sujetó una toalla a su cintura dejando su torso descubierto, se dirigía a su habitación cuando escuchó un grito que provenía de la cocina.
Sin importarle como se encontraba, corrió con el cabello escurriendo, viendo a Jungkook maldecir con un trapo en la mano, intentando limpiar una cosa espumosa que no tenía idea de que era.
—¿Kook?
El alfa se giró quedando algo idiota por el esculpido cuerpo del alfa —Maldición...
—¿Te encuentras bien? —el menor se acercó.
Jungkook estaba con la mirada puesta en el tatuaje de Jimin, intentó recargarse en la cocina olvidando que la superficie estaba caliente.
—Diablos... —siseó agitando la mano para disipar el ardor que le provocó la quemadura.
Jimin se acercó tomando su mano para revisar la herida, para Jungkook fue imposible no apreciar sus finos rasgos, su aroma llegó a sus fosas y de la forma más descarada cerró los ojos inhalando toda la esencia del alfa.
—Me encanta tu olor.
Jimin elevó la vista encontrándose con los penetrantes azules mientras depositaba un casto beso cerca de la herida, Jungkook suspiró —¿Qué jodidos me hiciste, alfa?
Aún con la mano de Jungkook entre las suyas se fue acercando poco a poco a su rostro, su corazón palpitaba frenéticamente, sus ojos se movían enfrentando la mirada del alfa hasta sus labios, con cuidado guio la mano del mayor para que le rodeara la cintura, posó las suyas sobre el pecho de Jungkook acercándose más.
Sus labios se abrieron dejando escapar un cúmulo de aire.
Jungkook ladeó el rostro rozando su nariz en la mejilla de Jimin haciendo pequeñas caricias que provocó que el alfa cerrara los ojos.
Lo atrajo más cerca, subió una de sus manos a sus mejillas acunándolas.
—Jungkook...
—¿Puedo? —preguntó con sus labios rozándole la piel.
—Debes...
Sin más que decir, Jungkook se acercó dejando sus labios sobre los de Jimin, y por fin pudo hacer lo que tanto deseaba, lo besó con necesidad y devoción, la ternura fue la que tomó el mando, pero después todo fue cambiando, el beso era tan demandante como si ambos no tuvieran suficiente.
Jimin enredó sus manos detrás de la cabeza de Jungkook intentando atraerlo más a él, el pelinegro lo abrazó a su cintura apegándolo a su torso.
—Kook... —Jimin sentía una extraña necesidad crecer en su interior, con gran agilidad, Jungkook cargó a Jimin sentándolo en la encimera posicionándose entre sus piernas.
—Hueles exquisito, me encanta, no tengo duda que sabes igual —le besó con fervor.
Se sabe que cuando dos alfas son destinados la naturaleza se encarga de que uno de ellos nazca con el cuerpo preparado para lubricar y así será capaz de aceptar el nudo, al recibir la mordida de su alma gemela, una parte de su ser dominante se apacigua, pero sin dejar de ser alfa.
Esto solo sucede con aquellos que el universo apremia como almas gemelas.
—Alfa... —Jimin gimió sintiéndose extraño, algo diferente pasaba en su cuerpo, algo le gritaba tener a Jungkook más y más de cerca, su vientre se contrajo cuando una oleada de lubricante salió de su entrada.
Un brillo atravesó los ojos de ambos, Jungkook sonrió —Nos pertenecemos, está jodidamente escrito —habló cerca de sus labios colando la mano, bajó la toalla que cubría al pelirosa.
Las pupilas del pelinegro se dilataron cuando sintió algo húmedo entre las piernas de Jimin.
Con la lujuria y el deseo a flor de piel, el menor empezó a quitar los botones de la camisa de Jungkook, el alfa de ojos azules se acercó besando su mandíbula bajando por su cuello hasta llegar a sus clavículas.
Jimin jadeó cuando le succionó la piel dejando pequeñas marcas rojizas en su pecho, terminó de quitar todos los botones llevando sus manos al broche del pantalón del alfa.
—Jimin...
—Lo necesito, te necesito —dijo en jadeos.
Porque Jimin no quería anudar, él deseaba ser anudado.
Jimin deseaba ser protegido y amado.
—Cama, quiero verte.
Lo tomó por las piernas para que se enredaran en su cintura, Jimin le indicaba por donde ir sin dejar de besarlo.
El menor se dejó caer sobre las sábanas, sus pupilas ya estaban muy dilatadas.
Jungkook acarició su cintura quitando la toalla con el pequeño nudo que aún la sostenía —Precioso...
Jimin se incorporó besándolo de nuevo, acercó sus manos para ayudarlo a despojarse de su pantalón y ropa interior.
—Diablos, Jungkook —admiró su cuerpo desnudo.
El alfa se burló un poco para luego tomar una actitud seria —¿Estás seguro?
—Sí —una chispa atravesó sus ojos.
—¿Protección?
—Estoy limpio, ¿tú?
—También lo estoy, pero si prefieres podemos usarla.
—Estoy bien, llevo un tiempo sin...
—Entiendo, mi alfa se negaba a tener a alguien que no fuera el indicado —sonrió.
—Entonces... ¿Qué esperas?
Jungkook acarició sus muslos tomando un poco del lubricante del alfa para esparcirlo entre sus dedos, se posicionó entre sus piernas acariciándole la entrada para introducir sus dedos con total delicadeza y hacer movimientos para que estuviera listo para él.
Se deleitó con los movimientos y los sonidos pecaminosos que salían de los labios de su alfa.
Jimin arqueó la espalda cuando el pelinegro tocó su punto dulce —Listo, te quiero a ti...
Jungkook se inclinó sacando los dedos de su interior, dejó una serie de besos sobre sus muslos abriendo camino con sus labios, los pequeños jadeos que emitía eran como música para los oídos del alfa.
Ascendió acariciando su hombría dejando besos por todo su vientre hasta llegar al tatuaje.
—Kook...
—Tranquilo, amor.
Se detuvo en cada uno de sus pezones besando alrededor para después pegar sus labios y dejar otros chupetones.
Jimin se sentía desecho bajo las caricias de su alfa, continuó besando su cuello hasta llegar a sus labios.
Se ajustó colocando la punta de su pene en la entrada de su alfa, poco a poco se fue introduciendo con facilidad, no dejándolo de besarlo en ningún momento.
Sus movimientos empezaron lentos, el menor buscaba desesperado sus labios como si no tuviera suficiente de él.
El alfa se resguardó en su cuello al momento de moverse más rápido. Jimin aferró sus manos a su cuerpo.
—Jungkook... —gimió empezando a dejar marcas en su espalda.
—Eres tan jodidamente hermoso.
Ambos se saciaron del otro, gimiendo sus nombres.
Cuando Jungkook empezó a sentir un cosquilleo en su vientre, aceleró el ritmo haciendo que los cabellos de su alfa rebotaran y otros se quedaran pegados en su piel.
—Jungkook, yo... —jadeó.
El alfa se acercó estampando sus labios con los contrarios, gimió en medio del beso, Jimin tensó el cuerpo.
—Mierda... Jimin, me tomas tan bien.
El ojiverde entreabrió los labios —Bésame —Jungkook hizo lo pedido sin dejar de embestir. Cuando Jimin curvó su cuerpo sintiendo su orgasmo llegar, Jungkook fijó su vista en él.
—Juntos... ahora bebé.
Sus músculos se tensaron, Jimin arañó la espalda del alfa cuando Jungkook se derramó completamente en su interior.
—Diablos... —Jimin pasó su mano por su rostro para cubrir su sonrojo.
El ojiazul se removió con cuidado para salir de él, temiendo hacerle daño, pero Jimin lo atrapó abrazándolo.
—Quédate, quiero sentirte, por favor.
—Está bien, amor.
—Gracias, Kook.
Su nudo se extendió haciendo sisear al alfa, Jungkook se encargó de llenarlo de mimos y caricias hasta que bajara, se abrazó aprovechado para delinear su mandíbula y dejar algunos besos.
Después de un rato, Jungkook juntó sus manos sobre el pecho del alfa como soporte para sostener su rostro —Así que...
—¿Queee? —preguntó juguetón.
—¿Me permites ser tu alfa?
Jimin giró el rostro con los ojos muy abiertos —Kook, yo...
—No me digas que dirás que no porque no me gusta la Navidad.
El pelirosa se carcajeó negando —¿Por qué no esperas a que termine de hablar? Alfa tonto.
Jungkook besó su cuello acomodándose donde está su fuente de olor, Jimin suspiró —Yo estaría encantado.
—Gracias —dejó otro beso—. Ahora vamos porque debo alimentar a mi alfa.
—No, me quiero quedar aquí —ajustó sus brazos rodeándolo.
—Debo limpiarte...
—No quiero.
—¿Qué tal si tomamos una ducha juntos?
—Eso suena mejor.
Jimin intentó levantarse, pero hizo una mueca de dolor cuando intentó moverse.
—Lo siento, amor —Jungkook lo levantó estilo nupcial para llevarlo a donde Jimin le informó que estaba el baño—. Luego de esto tú preparas el desayuno, o seré capaz de incendiar la casa, tú cocinas y yo limpio.
—Me parece justo.
—Luego pondremos esas mierdas brillantes que tanto amas y después me acompañas por ropa limpia a mi apartamento, de último nos vamos a la empresa, ¿qué te parece?
—¿No te falta algo? —viró los ojos de forma dramática.
Jungkook se inclinó —Un beso —picoteó sus labios—. Por mí te llevaría a casa desde hoy.
—Eres un exagerado —sonrió algo sonrojado.
—¿Qué? ¿Por querer tenerte cerca todo el tiempo de ahora en adelante?
—Pues... sí —hizo un gesto de obviedad.
—Tonterías, eres mi alfa y yo soy tu alfa, esa mierda del destino hizo bien su trabajo con nosotros, ¿me comprendes? Es como si estuviera ligado a ti y ya tuviera una jodida vida lista contigo, te siento, es una locura y puede que creas que este loco pero...
Jimin lo besó con cariño —Yo también lo siento.
—Somos destinados, que se joda el puto mundo. Porque lo siento en la piel, lo siento en mi jodido corazón y también lo siento en la polla.
—¡Jungkook!
—Perdona, es que es la verdad —acarició su cabello dejando un mechón detrás de su oreja.
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